Imagina que te has perdido en un bosque.
Vas avanzando lentamente, hasta que, llegado un punto, no sabes por dónde seguir. Empiezan a temblarte las piernas, te pones nervioso, temes perderte aún más. Entonces dejas de caminar, te quedas bloqueado en mitad de ninguna dirección.
Giras la cabeza y ves que a tu lado hay otra persona también caminando por el bosque, aunque su vida es diferente a la tuya.
Esa persona no ha recorrido tu mismo camino, ni ha vivido tu misma vida. Lo importante es que desde su posición y sus conocimientos puede ver cómo salir del bosque, ayudarte a que encuentres la mejor dirección.
Esa persona no va a salir del bosque por ti, ni te va a llevar a cuestas, porque comprende que nadie mejor que tú conoce tu situación. Pero es capaz de ver aquello que a ti se te escapa por estar demasiado cerca.
Es capaz de ayudarte a encontrar la dirección correcta, y la energía suficiente para seguir caminando.
Esa persona es un psicólogo.