A veces, las cosas no se complican para amargarte y conseguir que te rindas. Se complican para cambiarte y hacerte salir de tu zona de confort, para hacerte mejor y más resiliente de lo que eras antes.
La metáfora de este artículo explica el flaco favor que hacemos a las personas que nos importan cuando las sobreprotegemos. Impidiendo que comentan sus propias equivocaciones estamos impidiendo a su vez que puedan aprender de ellas.